Si se te pierde el alma en un descuido - Eduardo Galeano
Esta frase pertenece al relato "El mundo" de Eduardo Galeano. |
¿Qué hace esa india Huichola que ésta por
parir? Ella recuerda. Recuerda intensamente la noche de amor de donde
viene el niño que va a nacer. Piensa en eso con toda la fuerza de su
memoria y su alegría. Así el cuerpo se abre, feliz de la felicidad que
tuvo, y entonces nace el buen huichol, que será digno de aquel goce que
lo hizo.
Un buen huichol cuida su alma, su
alumbrosa fuerza de vida, pero bien se sabe que el alma es más pequeña
que una hormiga y más suave que un susurro, una cosa de nada, un
airecito, y en cualquier descuido se puede perder.
Un muchacho tropieza y rueda sierra abajo
y el alma se desprende y cae en la rodada, atada como estaba nomás que
por hilo de seda de araña. Entonces el joven huichol se aturde, se
enferma. Balbuceando llama al guardián de los cantos sagrados, el
sacerdote hechicero.
¿Qué busca ese viejo indio escarbando la
sierra? Recorre el rastro por donde el enfermo anduvo. Sube, muy en
silencio, por entre las rocas filosas, explorando los ramajes, hoja por
hoja, y bajo las piedritas. ¿Dónde se cayó la vida? ¿Dónde quedó
asustada? Marcha lento y con los oídos muy abiertos, porque las almas
perdidas lloran y a veces silban como brisa.
Cuando encuentra el alma errante, el
sacerdote hechicero la levanta en la punta de una pluma, la envuelve en
un minúsculo copo de algodón y dentro de una cañita hueca la lleva de
vuelta a su dueño, que no morirá.