Eduardo Galeano - El regreso II
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| Los mejores relatos y frases del libro "La canción de nosotros" de Eduardo Galeano.  | 
"(...) -No entiendo por qué volviste.
 Y retira la mano. La mano de Mariano queda sola sobre la mesa, con la 
palma vuelta hacia arriba. Tiene la línea de la vida larga pero muy 
tajeada.
 -No entiendo. Me habías dicho: "No nos vamos a ver más. Somos libres". 
Yo me quedé muda mirándote la espalda y te perdiste en la esquina de la 
estación. ¿Qué esperabas? ¿Que te corriera atrás? ¿Que te llamara a 
gritos? ¿Para qué quería yo esa libertad que me regalabas? ¿Para qué la 
quería?
 (Mariano escuchaba los ecos de sus propios pasos y llevaba la cabeza 
vacía por dolorosa victoria de la voluntad, pero al llegar a la estación
 del ferrocarril se le metió por los oídos el estrépito de la máquina 
aproximándose, y entonces supo que desde ahora le harían falta los 
navegantes misteriosos que tan a menudo se perdían, por puro gusto, en 
los desfiladeros de niebla de la memoria o la imaginación de esta 
muchacha. Trepó por los peldaños de fierro y supo que ella sería, desde 
ahora, una nuca entrevista en la muchedumbre o un perfil que se escapa, 
una voz adivinada entre otras voces. Que él se daría vuelta bruscamente y
 echaría a correr y tomaría a una mujer por el brazo: que se equivocaría
 siempre. Entró al vagón de pasajeros y se sentó en uno de los viejos 
asientos de paja de la época de los ingleses y supo que ella 
persistiría: escuchó el traqueteo de las ruedas sobre los rieles y supo 
que ella persistiría, persistirá: en verano, en los túneles de hojas, 
convertida en un sanantonio que te camina por el brazo, o en las noches 
de julio, llenando una silla vacía en la complicidad humosa de los 
cafés. Llegó a destino y se bajó, mareado, y seguía sabiendo que ella 
continuaría oliendo a sí misma en su memoria, deambulando desnuda por la
 región nochera de sus sueños: que ella sería, que será, una cicatriz 
que a veces hace cosquillas y a veces late y a veces arde y a veces 
duele. Y sintió la necesidad de volver y por lo menos decir: "Nunca 
nada". Por lo menos decir: "Como esto, nunca nada". Y no volvió.)
- Clara.
- Sí.
(...)"
Eduardo Galeano - La Canción de Nosotros (*Fragmento).
