La Tregua - Mario Benedetti
Los mejores poemas y frases de Mario Benedetti. |
Miércoles 10 de abril
Avellaneda tiene algo que me atrae. Eso es evidente, pero ¿qué es?
Sábado 20 de abril
¿Estaré reseco? Sentimentalmente, digo.
Jueves 9 de mayo
En la oficina no puedo hablarle. Tiene que ser en otra parte. Estoy estudiando su itinerario. Ella se queda a menudo a comer en el Centro. Almuerza con una amiga, una gorda que trabaja en London París. Pero después se separan y ella va a tomar alguna cosa en un café de Veinticinco y Misiones. Tiene que ser un encuentro casual. Es lo mejor.
Lunes 20 de mayo
El plan trazado es la absoluta libertad. Conocernos y ver qué pasa, dejar que corra el tiempo y revisar. No hay trabas. No hay compromisos. Ella es espléndida.
Martes 9 de julo
¿Así que tengo miedo de que dentro de diez años ella me ponga los cuernos?
Miércoles 28 de agosto
Sólo me quedan cuatro días de licencia. No echo de menos la oficina.
Echo de menos a Avellaneda. Hoy fui al cine, solo. Vi una de cowboys. Hasta la mitad, me entretuve; a partir de allí, me aburrí de mí mismo, de mi propia paciencia.
Martes 17 de setiembre
Avellaneda no vino a la oficina.
Domingo 22 de setiembre
¿No podría enviarme un telegrama? Me ha prohibido que vaya a su casa, pero si mañana lunes no aparece, descubriré de todos modos algún pretexto para visitarla.
Lunes 3 de Febrero
Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.
Lunes 24 de Febrero
Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más.
Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.
Lunes 24 de Febrero
Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más.