Mejores capítulos de La Tregua de Mario Benedetti


Las mejores novelas y frases
de Mario Benedetti.


 

 

 
"A veces pienso que Avellaneda es como una horma que se ha instalado en mi pecho y lo está agrandando, lo está poniendo en condiciones adecuadas para sentir cada día más. Lo cierto es que yo ignoraba que tenía en mí esas reservas de ternura..."

 "Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo "Te quiero." Entonces me di cuenta que era la primera vez que me lo decía, más aún; que era la primera vez que lo decía a alguien..."

"A mí me cuesta ser cariñoso, inclusive en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando el máximo sólo para las grandes ocasiones..."

"Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos."



"Una vez, hace muchos años, le oí decir a uno de ellos: "El gran error de algunos hombres de comercio es tratar a sus empleados como si fueran seres humanos". Nunca me olvidé ni me olvidaré de esa frasecita, sencillamente porque no la puedo perdonar. No sólo en mi nombre, sino en nombre de todo el género humano..."

"Hay dos procedimientos para abordar a Avellaneda: a) la franqueza, decirle aproximadamente: «Usted me gusta, vamos a ver qué pasa»; b) la fallutería, decirle aproximadamente: «Mire, muchacha, que yo tengo mi experiencia, puedo ser padre, escuche mis consejos». Aunque parezca increíble, quizá me convenga el segundo..."

"Creo que el obstáculo más insalvable era que no nos sentíamos capaces de comunicarnos. Él me exasperaba; yo lo exasperaba. Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme..."

"Si alguna vez me suicido, será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo..."

"Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor."


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