Gracias por el fuego* - Mario Benedetti
|  | 
| La frase de la imagen NO pertenece a Mario Benedetti. | 
¿Quise esperar este instante a solas, sin prisa exterior y sin 
testigos, para decirme, con todas las letras, que estoy, enamorado? ¿A 
los cuarenta y cuatro años?
 Quizás solo semienamorado. Porque ella dice que no, que no me quiere. Y 
para estar total, completa, y absolutamente enamorado, hay que tener 
plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira 
amor. De modo que semienamorado. Pero ¿en que forma?
 No como en la adolescencia, por supuesto que no. Entonces era una 
especie de locura contenta, un frenesí, que llevaba en su propio énfasis
 el germen de la autodestrucción, una suma de juego más sexo. Ahora es 
otra cosa. El sexo está, claro, como no iba a estar. Dolores me atrae 
físicamente. Me toca apenas, apoya una mano sobre mi brazo, no como un 
gesto de amor sino como un simple acompañamiento de la conversación, y 
siento en mí un estremecimiento, acuso inmediatamente recibo de esa piel
 mansa, tibia, prometedora, que aplasta momentánea y suavemente los 
vellos de mi antebrazo o de mi muñeca.
Pero hay mucho más. Mi conmoción interior es mas viva aun cuando me mira, que cuando me toca.
Pero hay mucho más. Mi conmoción interior es mas viva aun cuando me mira, que cuando me toca.
 
 
