Nikolái Ostrovski - Así se templó el acero*
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Allí terminaba la ciudad. Calma y
tristeza por doquier. Tenue susurrar del bosque y primaverales olores de
la tierra que renacía. Allí habían muerto valerosamente sus camaradas
para que fuera más bella la vida de quienes nacieran en la pobreza, de
aquellos para los que el propio nacimiento era ya el comienzo de la
esclavitud.
Pável se quitó lentamente la gorra, y una inmensa tristeza embargó su corazón.
"Lo más preciado que posee el hombre es la vida. Se le otorga una sola vez, y hay que vivirla de forma que no se sienta un dolor torturante por los años pasados en vano, para que no queme la vergüenza por el ayer vil y mezquino, y para que al morir se pueda exclamar: ¡toda la vida y todas las fuerzas han sido entregadas a lo más hermoso del mundo, a la lucha por la liberación de la humanidad! Y hay que apresurarse a vivir. Pues una enfermedad estúpida o cualquier casualidad trágica pueden cortar el hilo de la existencia".
Sumido en estos pensamientos, Korchaguin abandonó la explanada.
Pável se quitó lentamente la gorra, y una inmensa tristeza embargó su corazón.
"Lo más preciado que posee el hombre es la vida. Se le otorga una sola vez, y hay que vivirla de forma que no se sienta un dolor torturante por los años pasados en vano, para que no queme la vergüenza por el ayer vil y mezquino, y para que al morir se pueda exclamar: ¡toda la vida y todas las fuerzas han sido entregadas a lo más hermoso del mundo, a la lucha por la liberación de la humanidad! Y hay que apresurarse a vivir. Pues una enfermedad estúpida o cualquier casualidad trágica pueden cortar el hilo de la existencia".
Sumido en estos pensamientos, Korchaguin abandonó la explanada.