Otto René Castillo - El gran estafado



Los mejores poemas y frases
de Otto René Castillo.


Uno se pierde,
a veces,
en el fondo
de una mujer
y no vuelve
a encontrarse
jamás.

Uno se marcha
luego por el mundo
incompleto de sì,
completo solo
de su silencio.
A veces,
en un bar,
tomando coñac
y oyendo
tristes blues,
se acerca alguien
que nos recuerda
a la mujer
donde nos hemos
perdido.
Y su compañìa
nos déja más solos
que nunca.

Uno se bebe
su coñac
y se va luego.
Sin que nadie
lo entienda,
porque se marcha
sonriendo.
Si al menos
estuviera triste.
Si sufriera
al menos,
se murmura.


Uno se sale
por la puerta de fondo,
porque se considera
el gran estafado,
cuando en realidad
solo se ha perdido
en el fondo complejo
de una mujer,
que ni siquiera
se ha ido,
sino que solo
nos ha dejado marchar.

En realidad,
no nos ha entendido.
Nos gusta que nos digan,
como a los niños solitarios:
“No te vayas. Quédate aún.
Es todavìa tan temprano…”

Eso hace tan importantes
nuestros besos,
que uno cae vìctima
de su propia importancia.

Uno es asì cuando esta solo.
Copado de sì hasta los bordes.
Uno necesita que alguien
de verdad lo necesite.

Y como nadie lo llama,
para que uno no se vaya,
entonces uno se pierde,
en el fondo de una mujer,
que luego también se marcha,
creyendo que nos hemos aburrido
de besar sus labios y mirar su alma.

Es todo tan complejo
que, a veces, pienso
con envidia
en los enamorados sencillos,
que unidos por las manos
y los labios,
no conocen aún
la soledad del cuerpo.

Uno se pierde,
a veces,
en el fondo
de una mujer,
que luego se va,
y cuando uno se ha ido.
Y ya no nos volvemos
a encontrar.
Porque uno se queda
solo consigo,
para siempre,
creyéndose
el gran estafado,
que debe beber coñac
y estar muy triste,
para cumplir
su ronca tarea
de vivir.


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