El antepasado más antiguo - Otto René Castillo

Los mejores poemas y frases
de Otto René Castillo.


I

El antepasado
más antiguo
que tengo
es el amor.

Lo sé bien.

Cuando se besaron
los primeros
enamorados de la tierra,
se le estaba poniendo
nombre
a mis labios.
Y comenzaba
la biografìa
de este dolor
que no concluye.

De todas maneras,
el amor siempre
nos duele igual.
Y el primer
dolor
ha de haber sido
el más grande,
porque aún
tiene fuerzas
para aletear en nosotros.


II

El amor es como una casa
que se construye,
para que en su techo
puedan cantar los pájaros,
la lluvia y el viento,
y adentro puedan vivir
los hombres y su sombra.
Se pone un ladrillo
y otro ladrillo encima,
hasta que una mañana
cualquiera,
oímos un canto
en el techo
y un llanto
dentro de la casa.
El techo es el alma
de las casas.
A partir de ahí
comienza el viento.

III

Es todo tan complejo,
tan mundo mundo,
que si mi mano te busca,
tu mano se encarga
de matar su vuelo.
Así no se sabe nunca nada.
Por lo menos no se sabe si tu piel
tiene color dulce
o si tan solo son tus ojos
los que arden en mi pecho.

Uno para amar
debe exigirlo todo.

Cuando alguien niega algo,
le está poniendo luto
a su cuerpo.

Por eso uno se rebela
si la entrega no es completa.

Si tú me besas la boca,
¿por qué no puedo besarte
la luz de los senos?
Todo lo que limita
trae consigo
variedad de caminos.

Por fin, uno se larga solo.
Y alguien se queda triste.

Pero pocos saben, en verdad.

IV

Nos empeñamos
tanto
en estar solos con nosotros,
que todo se nos muere
muy fácil en pupila.
Y seguimos de frente
con estas manos
ciegas
que palpan
la distancia,
hacia donde se huye,
para no retornar jamás,
porque las manos
seguirán siempre
de largo hacia las sombras.

Luego, nos dicen inestables.
No sé. No podrìa comprender nunca.

Uno no entiende tantas cosas.

Pero algo sé bien.

Alguien
puso en mis labios
esta inconstancia que sufro.
Tal vez
el antepasado
más antiguo que tengo:
el amor.


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