«Todo es de todos» - Eduardo Galeano


"ASí viven las clases dominantes: del sufrimiento y de la muerte de las clases dominadas, y pobres y ricos, oprimidos y déspotas, en virtud de la costumbre y de las preocupaciones heredadas, consideran natural este absurdo estado de cosas." Ricardo Flores Mágón
Las mejores frases
de Ricardo Flores Magón.


1885
Ciudad de México

dice Teodoro Flores, indio mixteco, héroe de tres guerras.
  —¡Repítanlo!
  Y los hijos repiten: Todo es de todos:
  Teodoro Flores ha defendido a México contra los norteamericanos, los conservadores y los franceses. El presidente Juárez le dio por premio tres fincas, con buena tierra. Él no aceptó.
  —La tierra, el agua, los bosques, las casas, los bueyes, las cosechas. De todos ¡Repítanlo!
  Y los hijos repiten.

  Abierta al cielo, la azotea está casi a salvo del olor a mierda y a fritanga, y hay casi silencio. Aquí se puede tomar el fresco y conversar, mientras en el patio de abajo los hombres disputan una hembra a cuchilladas, alguien llama a gritos a la Virgen y los perros aúllan trayendo muerte.
  —Cuéntenos de la sierra —pide el hijo menor.
  Y el padre cuenta cómo se vive en Teotitlán del Camino. Allí trabajan los que pueden y se reparte a cada cual lo que necesita. Está prohibido que nadie tome más de lo que necesita. Eso es delito grave. En la sierra se castigan los delitos con silencio, desprecio o expulsión. Fue el presidente Juárez quien llevó la cárcel, que allá no se conocía. Juárez llevó jueces y títulos de propiedad y mandó dividir la tierra común:
  —Pero nosotros no hicimos caso a los papeles que nos dio.
  Teodoro Flores tenía quince años cuando aprendió la lengua castellana. Ahora quiere que sus hijos se hagan abogados, para defender a los indios de las artimañas de los doctores. Por eso los trajo a la capital, a esta pocilga estrepitosa, a malvivir amontonados entre hampones y mendigos.
  —Lo que Dios creó y lo que el hombre crea. Todo es de todos ¡Repítanlo!
  Noche tras noche, los niños lo escuchan hasta que los voltea el sueño.
  —Nacemos todos iguales, encueraditos. Somos todos hermanos ¡Repítanlo!


Eduardo GaleanoMemoria Del Fuego II. Las Caras y Las Máscaras.

7 de agosto de 1900
Ciudad de México

Los Flores Magón


  Navega el pueblo en ríos de pulque, mientras repican las campanas y retumban los cohetes y centellean los cuchillos entre las luces de bengala. La multitud invade la Alameda y otras calles prohibidas, zona sagrada de las damas de corsé y los señores de jaqué, con la Virgen en andas. Desde su alto barco de luces, las alas de la Virgen amparan y guían.
  Hoy es el día de Nuestra Señora de los Angeles, que en México dura una semana de verbenas, y al borde de la violenta alegría del pueblo, como queriendo merecerla, nace un periódico nuevo. Se llama Regeneración. Hereda los fervores y las deudas de El Demócrata, cerrado por la dictadura. Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón lo escriben, lo editan y lo venden.
  Los hermanos Flores Magón se crecen en el castigo. Desde que el padre murió, vienen alternando la cárcel con los estudios de Derecho, los trabajitos de ocasión, el periodismo peleador y las manifestaciones callejeras de pedradas contra balazos.
  —Todo es de todos les había dicho el padre, el indio Teodoro Flores, aquella cara huesuda alzada entre las estrellas, y mil veces les había dicho: ¡Repítanlo!

20 de noviembre de 1922
Leavenworth

Por seguir creyendo que todo es de todos

  Ricardo, el más talentoso y peligroso de los hermanos Flores Magón, ha estado ausente de la revolución que tanto ayudó a desatar. Mientras el destino de México se jugaba en los campos de batalla, él picaba piedras, engrillado, en una cárcel norteamericana.
  Un tribunal de los Estados Unidos lo había condenado a veinte años de trabajo forzado por haber firmado un manifiesto anarquista contra la propiedad privada. Varias veces le ofrecieron el perdón, si lo pedía. Nunca lo pidió.
  —Cuando muera, mis amigos quizás escriban en mi tumba: «Aquí yace un soñador», y mis enemigos «Aquí yace un loco». Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: «Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas».
  En su celda, lejos de su tierra, lo extrangulan, Paro cardíaco, dice el parte médico.

Eduardo GaleanoMemoria Del Fuego III. El siglo del viento.

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