Lennon - Eduardo Galeano
Una camisa, colgada en una azotea, pega manotazos. Se queja el viento.
A los rugidos y chillidos de la ciudad se une el alarido de una sirena
que corre por las calles. En este sucio día ha caído asesinado John Lennon, fundador de música, en una esquina de Manhattan.
Él no quería ganar ni matar. No aceptaba que el mundo fuera bolsa de
valores ni cuartel militar. Lennon estaba al margen de la pista:
cantando o silbando con aire de distraído, miraba girar las ruedas de
los demás en el incesante vértigo que va y viene entre el manicomio y el
matadero.