El deseo y el mundo* - Eduardo Galeano
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¿Cuántos días han transcurrido? ¿Cuántos meses? Una noche se descubre
que llevar la cuenta es peor. Antes, antes. Gustavo mira sin ver. Abolir
el tiempo. Volver atrás. Quedarme, Carmen, quedarme en vos. Yo creía,
Carmen, que no ibas a terminarte nunca. Te apreté la mano y la mano
latía, estaba viva como un pájaro. Antes, antes de todo. Y las
estrellas, papá, ¿qué hacen durante el día? ¿Por qué ponieron mosquitos
en el Arca de Noé? ¿Por qué mamá murió? Dos perros rodaban mordiéndose
por los médanos y Gustavo ya había estado preso, no dormía en la casa,
tres veces habían venido a revolver las cosas unos tipos de uniforme,
estaban armados como los que trabajan en la tele, esos de la serial de
“Combate”, daban vuelta la casa y Tavito los miraba sin pestañear y sin
abrir la boca, clavado contra la pared; el cuerpo le temblaba hasta los
dedos de los pies. Gustavo le había dicho: hay tantas cosas que tendrás
que descubrir, Tavito. Las cosas invisibles, las difíciles, la brecha
que te espera entre el deseo y el mundo: apretarás los dientes,
resistirás, nunca pedirás nada. No, no se vive para ganarle a nadie,
Tavito. Se vive para darse.
Tavito señala, con el mentón, a los soldados.
-Y estos, ¿no saben cuándo vas a volver?
-Tampoco saben.
Darse. Pero, ¿y él? ¿Tengo derecho?, se pregunta, ahora, Gustavo. Y él,
¿qué culpa tiene? He elegido por él sin consultarlo. ¿Me odiará alguna
vez? Gustavo lo ve aproximarse a uno de los soldados. Tavito le habla,
el soldado se encoge de hombros y luego le acerca una mano para
acariciarle la cabeza. Tavito pega un brinco, como si la mano del
soldado estuviera electrizada.
¿Tengo derecho? He decidido por él. ¿Había otra manera? Gustavo mira a
los costados, a los compañeros, rostro por rostro, los hombres con
quienes comparte la comida y la pena y las palabras de aliento que se
pasan unos a otros, como el mate, de boca en boca. El tiempo de ahora y
el tiempo de después. Alguien le arroja, desde el otro extremo de la
fila un paquete de cigarrillos. Gustavo lo caza al vuelo. Y entonces
Tavito dice:
-No te preocupes.
Dice:
-Cuando yo sea astronauta, nos vamos a ir a la luna o nos vamos a ir a pescar.
*Fragmento