Cantinflas - Eduardo Galeano
Acude el pueblo a reír. En las carpas
suburbanas de la ciudad de México, pobres teatritos de quita y pon,
todas las candilejas iluminan a Cantinflas.
—Hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos—
sentencia Cantinflas, bigote ralo, pantalón caído, disparateando
discursos a toda velocidad. Su desbocado palabrerío sin ton ni son imita
la retórica de los intelectualosos y los politiqueros, doctores de
mucho hablar diciendo nada, que en infinitas frases persiguen al punto
sin encontrarlo jamás. En estas tierras, la economía sufre la inflación
monetaria y la política y la cultura están enfermas de inflación
palabraria.