Detalle de mujer con sombrero - Silvio Rodríguez

Las mejores canciones y frases
de Silvio Rodríguez y la Trova.


Nací cuando las nebulosas
aún eran polvo cósmico en loca fricción,
cuando ni el bisabuelo de este universo
había conocido la luz.
Nací mucho antes y aún soy lo mismo que fui:
lenguas de fuego, estrellas remotas,
cuerpos volando y buscando la vida,
breves tormentas de billones de años,
ojos en el cielo azul.

Pero qué joven soy:
¿qué me dará la vida?,
¿qué me dará el amor?

Me hice universo, galaxia, planeta;
en mi lomo crecieron animales y selvas,
y la inteligencia fue haciéndose rienda
para mi nerviosa emoción.
Nací mucho antes y aún soy lo mismo que fui:
un semimono cazador de venados,
pirámides, tumbas de arena del hombre,
dioses y héroes, imperios caídos,
guerras de la religión.

Pero qué joven soy:
¿qué me dará la vida?,
¿qué me dará el amor?
Me brotaron colonias, más tarde, repúblicas
y países enormes en revolución.
Nació quien me puso nombres y apellidos,
y profetas con piel de león.
Nací mucho antes y aún soy lo mismo que fui:
sueños armados, ideas preciosas,
mil enemigos con banderas atómicas,
elementales y viejas miserias
y el corazón de un fusil.

Pero qué joven soy:
¿qué me dará la vida?,
¿qué me dará el amor?

Aún me paseo robándole al aire
cualquier esperanza que ablande mis guerras.
Soy enemigo de mí y soy amigo
de lo que he soñado que soy.
Es que nací mucho antes y aún soy lo mismo que fui:
un embutido de ángel y bestia,*
la democracia y el templo hermanados,
hombres, mujeres, niños y viejos,
y algo para una mujer.

Pero qué joven soy:
¿qué me dará la vida?,
¿qué me dará el amor?

Cuando me beses, cuando me acaricies,
vas a sangrar, vas a iluminarte.
Mi anatomía de espuma y granada
hiere y canta por mí.
Es que nací mucho antes
y aún soy lo mismo que fui.
Cuando me dejes, cuando me rechaces,
estarás destruyendo, negando a mis padres,
a todos mis hijos, a lo que me hizo
y a lo que yo vine a ser.

Pero qué joven soy:
¿qué me dará la vida?,
¿qué me dará el amor?


* En cursivas y negrita un verso del poema «Epitafio», de Nicanor Parra.


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